Se conocen varias clases de riesgos
ergonómicos, entre las que se destacan la postura, el manejo del peso, las
superficies de trabajo, los movimientos repetitivos y las flexiones, entre
otras. A continuación se la relacionan las distintas clases y las posibles
consecuencias que provocan en el trabajador.
La postura: Según las funciones que un trabajador tenga en la empresa, se pueden
encontrar distintas posturas: de pie, sentado, inclinado, en cunclillas, etc.
Con el fin de evaluar si existe algún riesgo ergonómico se debe tener en
cuenta también la posición del cuello, las extremidades superiores e
inferiores, de la espalda y de las caderas, haciendo énfasis en la región
lumbar.
El manejo de pesos: Por ejemplo de la materia prima, los insumos, de las herramientas y del
producto terminado. El mayor riesgo se produce cuando el trabajador realiza un
levantamiento incorrecto de objetos con un tamaño y volumen considerable,
producto de la falta de educación de entrenamiento y de un equipo adecuado para
efectuar el levantamiento.
Las superficies de trabajo inadecuadas: Esta categoría del riesgo ergonómico obedece al diseño de los puestos de
trabajo; en muchas ocasiones no se tienen en cuenta los movimientos que deben
ejecutar el trabajador, los sitios donde se ubican los materiales, los insumos
y las herramientas, los instrumentos o medios de percepción de señales,
los instrumentos o medios para ejercer el control de acuerdo a lo que se
percibe y las sillas. E s por ello que, cuando las superficies de trabajo
no son las más adecuadas, el trabajador tiene que realizar
estiramientos verticales u horizontales en sentidos laterales, lo que puede
acarrear lesiones osteomusculares.
Los movimientos
repetitivos: Ya sean con las
manos, los brazos, la columna en la zona lumbar o los pies, se presentan
cuando el trabajador requiere realizar acciones a través de los
medios o sistemas de control, como ejemplo palancas, pedales, perillas,
etc. Estos deben ser evaluados solo en aquellas actividades en que el
trabajador repite continuamente una acción.
Las flexiones: Son movimientos del cuerpo a través de los cuales los huesos y otras
partes se aproximan entre sí, por ejemplo la flexión del brazo, del codo, etc.
El hecho de no disponer de un espacio de trabajo organizado puede obligar al
trabajador a adoptar posturas no acordes con sus características anatómicas, a
manejar y levantar objetos por encima de la norma legal, que pueden producir
estrés y generar tensión muscular acompañada de dolor. Las zonas que más se
resienten son el cuello, los hombros, la espalda y la región lumbar.
El gasto calórico: A la liberación de energía de una persona se le denomina energía
metabólica, la cual está constituida por tres clases de energía: la energía
laboral, la basal y la extralaboral.
Para la energía laboral se utilizan las tablas del instituto Max Planck (ver la siguiente tabla)
las cuales establecen las relaciones de trabajo energía calórica;
estas medidas se encuentran en función de la postura del cuerpo y de la
actividad que desarrolla el trabajador. Para su utilización se deben identificar
las funciones que tiene el trabajador en un cargo y luego se divide cada
función en actividades, lo que permitirá identificar la postura, la actividad
que desempeña y el consumo calórico necesario de kilocalorías.